7 mar 2012

La Era Digital, ¿A Quien Realmente Beneficia?


Los avances tecnológicos en nuestros días son realmente innumerables, desde teléfonos celulares inteligentes hasta implantes sorprendentes, pasando por una amplia variedad de aparatos que ayudan a mejorar la calidad de vida. El otro día, sin ir más lejos, me di cuenta de la importancia que tienen los mensajes de texto de un teléfono celular, descubrí que éstos posibilitan a aquellos sujetos con deficiencias sonoras comunicarse de la misma forma que cualquier otro sujeto, sin tener la absoluta necesidad de una relación cara a cara para entablar una mínima conversación, como este ejemplo hay miles: cosas simples como el internet, el correo electrónico, el chat, cosas que acortan distancias y tiempos, que permiten relaciones supraespaciales. Ahora, el punto en cuestión es cuál es la función de estos avances, si realmente alcanzan a todas las sociedades, si son compatibles con las diferentes culturas, y cuáles son los intereses que guían tan costosas inversiones.
Si tenemos en cuenta el costo de vida actual de un país subdesarrollado o bajo “dependencia”, como los de Latinoamérica o de África, el nivel de ingresos, los altos índices de desocupación, pobreza o indigencia, ¿quién realmente se beneficia con estos avances tecnológicos? Ya que acceder a ellos tiene un elevado costo. ¿Podríamos pensar que se intenta crear una separación entre unos y otros? La tecnología a pesar de la cultura que intenta imponer con la idea de mejorar la calidad de vida sólo parece abrir aún más la brecha entre los que pueden y no acceder a ella. Los altas costos de producción tecnológica de los países industrializados parece pagarse con la miseria de los países empobrecidos.
Muchas dudas me generó este ensayo, porque mientras la tecnología y la ciencia avanzan y se desarrollan en espacios temporales muy pequeños el hambre y la miseria crecen al doble de velocidad; mientras que las culturas carecen de respaldos estatales y las ideologías representan intereses económicos, la construcción tecnológica pareciera imponerse como solución a la desintegración de los lazos y ser la cosificadora de un proceso de globalización que sólo representa a las grandes naciones imperialistas.
¿De qué sirven entonces los grandes sistemas informáticos si la mayoría de la población mundial no sabe leer ni escribir? ¿De qué sirve un desarrollo tecnológico y científico si las sociedades no pueden con estos detener la miseria, el hambre y el infortunio?

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